Marruecos esconde una rica gastronomía y una amplia producción vinícola.
La gastronomía de Marruecos es, sin el menor género de dudas, uno de los aspectos del país que mejor le representa ya que, como éste, posee una enorme riqueza y diversidad, debido a la multitud de intercambios culturales producidos a lo largo de su historia.
Sazonada con ingredientes procedentes de la cultura bereber, árabe y mediterránea, pero posee una personalidad propia debido a ser la única de ellas que no ha recibido la influencia de la cocina turca, debido a que el Imperio Otomano no llegó con sus dominios al territorio del actual Marruecos. Se trata de una cocina única en la que a la sencillez y el refinamiento en su elaboración se le une la combinación de los sabores salados y dulces y un uso intensivo de las especias y condimentos.
Quien quiera cocinar platos marroquíes necesita jengibre, azafrán, comino y cúrcuma, así como un poco de intuición. Los marroquíes no usan en la cocina vasos medidores o básculas, se fían de su sentido de la proporción. Además, para ellos es fundamental la cocción lenta. «Los marroquíes celebran la comida. Estar con toda la familia y amigos en la cocina es parte de su cultura.
La bebida más importante es probablemente té de menta fresca, el «whisky bereber», en Marruecos, la gente toma té de menta en cualquier parte y para toda ocasión.
La nueva vitivinicultura de este país tiene mucho que ver con su estatus de colonia francesa desde 1912 hasta 1956. Durante este período, los franceses establecieron importantes viñedos. Marruecos llegó a exportar a Francia vinos a granel utilizados, por lo general, para reforzar los vinos menos concentrados, menos alcohólicos y de menos color, especialmente en Borgoña. Tiene unas 50.400 hectáreas de viñedos de las que aproximadamente el 16%, es decir, sólo unas 8.000 ha. están destinadas a la vinificación.
Y de todos los países norteafricanos, Marruecos es el único abierto al Atlántico, del cual obtiene un frescor beneficioso para el vino. En las estribaciones montañosas, la vid puede crecer hasta los 1.200 m de altitud, e incluso allí esta fresca brisa del Atlántico desempeña un papel crucial en la calidad de los vinos.
Los expertos coinciden en que Marruecos, es el país de la región con mayores posibilidades de producción de vinos con las características del gusto de los países consumidores. A partir de uvas garnacha, syrah, cariñena, mourvèdre, boushet del alicante y cinsaut, suelen obtener unos vinos ásperos y de alta graduación que en parte se destina a la exportación para su mezcla con otros vinos europeos.
De los vinos que actualmente elabora, los más apreciados son los vinos rosados de las viñas de las colinas del Atlas, entre Meknes y Fez. La segunda región en importancia se encuentra entre Rabat y Casablanca que produce unos robustos vinos tintos.
Comentarios recientes